Sin buscarte apareciste dando golpes en mi existencia,
Retumbando en mí tan impetuosamente como si nada,
Un sentimiento quizás obsesivo,
Atraviesa mi pecho,
Destruyéndome por dentro.
Rompiste el metal que cubre mi alma,
Golpeaste justo en el blanco,
Quemando las cadenas culminando con mi historia,
Penetrando muy adentro derrumbando todo.
Destruiste con furia sin detenerte a pensarlo,
Sea o no desdicha fuiste consumiendo,
Mis pies no retrocedieron hacia atrás,
No corrí en la oscuridad cuál niño asustado.
Luché a contracorriente con mis sentidos,
Un lago incesante de eternos sentimientos,
Que no se han oxidado con el paso de los días,
¿No lo hará los años?
Es un vaivén de contradicciones que se entrecrucijan,
¿Hacerle caso a la cabeza o al Corazón?
Mis sentidos entre si se regocijan,
Por no dejarme llevar del sentido que se escuda en un caparazón.
Y es que tu sonrisa es mi existir,
Tus labios mi doloroso estremecer,
Esas manos tortura de placer,
Tu amor que rezumo dolor,
Mi laberinto largo que hace sufrir.
A veces he querido odiarte,
Solo he conseguido más amarte,
A veces he deseado no verte,
Pero te he buscado sin cesar.
Quiero alejarme de tu recuerdo,
Pero mi piel necesita más de ti,
Propicio nuevos encuentros.
Me intoxico del recuerdo de tus besos,
Aquellas incesantes noches,
Dónde tan solo quería más y más.
¿Por qué cuando creo que puedo tenerte en el olvido, tu acabas volviendo a mí?
Apareces en mis recuerdos,
En todos mis pensamientos,
En mis más profundos sueños.
Y es que tú eres mi droga más potente,
¿Tus besos? Lo más letales.
